¿Orden o desorden?
El orden y el desorden son formas de ser y de vivir que tienen múltiples partidarios. A lo largo de la historia son muchos los personajes que ensalzan una u otra opción con todo tipo de argumentos. He aquí algunos ejemplos:
Paul Claudel decía:” El orden es el placer de la razón, pero el desorden es la delicia de la imaginación”
Y, en oposición, Benjamin Franklin afirmaba: “El desorden almuerza con la abundancia, cena con la pobreza y se acuesta con la muerte”
Cada persona, en el uso de su libertad, tiene la opción de ser más o menos ordenada, siempre que su manifestación se encuentre dentro de ciertos límites, de lo contrario, podría incurrir en alguna patología, bien por una obsesión por exceso de orden: “Trastorno obsesivo Compulsivo” o por lo contrario, un desorden patológico como el: “Síndrome de Diógenes”.
El orden en casa generalmente está también relacionado con el orden personal o de vida. El desorden y sus consecuencias pueden reflejar ciertas carencias, miedos, inestabilidades e incertidumbres que pueden desembocar en una mala planificación del futuro, indefinición de metas, pérdida de oportunidades y de tiempo. Los estados de ánimo se ven también reflejados en el orden y el excesivo puede llevarnos a una obsesión que nos domine y convierta nuestra vida y la de los que nos rodean en un infierno.
La asimilación del orden en nuestra infancia influirá en nuestras percepciones y tendencias en uno u otro sentido y aunque no es determinante, puede ser un gran condicionante. Unos padres excesivamente exigentes en el orden pueden provocar hijos obsesionados con el orden o por el contrario, extremadamente desordenados.
En la pareja:
El desacuerdo con respecto al orden en la casa dentro de la pareja es un tema bastante recurrente en nuestras consultas y a veces se convierte en un serio problema. Si como personas individuales tenemos la oportunidad de elegir, cuando se convive con otras personas esto se complica y mucho, más aún en la vida en pareja. Es por ello que, en ocasiones, cuando uno de los miembros de la pareja tiene una idea diferente con respecto al orden que el otro, puede llevar a graves divergencias en la convivencia que incluso podrían llegar a la ruptura.
La solución:
La solución partirá de un análisis de los comportamientos que han llevado a la divergencia y la revisión de las posibles causas. Para ello es fundamental hablar de ello, reconocer la medida del problema, negociar, plantear acuerdos y sobre todo cumplirlos.
Pongamos unos ejemplos: Podemos acordar dejar de hacer la cama un día a la semana, digamos los domingos. Esto constituiría un pequeño desorden dentro del orden y sería lo que podríamos llamar un desorden controlado, mientras que hacer la cama sólo un día a la semana puede constituir un serio desorden; o dejar de fregar por la noche algún cacharro de cocina hasta el día siguiente, no estaría mal, mientras que, no fregar los cacharros hasta que no nos queda con qué comer, podría ser un desorden patológico.
Como dijera Aristóteles: «En el término medio está la virtud”, aunque a veces es difícil determinar entre ambos cuál es el término medio. No obstante, cuando el vínculo es fuerte y se mantiene el respeto y el cariño, las carencias de uno podrán compensarse con las habilidades del otro y esto promoverá acuerdos y evitará conflictos, sin embargo, nunca se debe de compensar la pereza de uno con los esfuerzos del otro, pues a la larga pasa factura.
Si te parece que tú o tu pareja tenéis algún problema relacionado con el orden en casa y aún no habéis encontrado la solución, buscar un profesional para que os ayude a resolverlo será la mejor opción.
“El amor como principio, el orden como base, el progreso como fin”
Auguste Comte
Mª Ángeles Muñoz
Psicóloga
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