Cuando escuchamos un ruido inesperado, vemos una imagen aterradora o sentimos una sensación desagradable, y antes de que nos de tiempo a pensar en lo ocurrido, nuestro cuerpo activa automáticamente un dispositivo de emergencia, se activan ciertas zonas de nuestro cerebro que a su vez producen cambios químicos y hormonales, para producir la clásica reacción de miedo: sudoración de manos, taquicardia, aumento de la presión sanguínea y una descarga de adrenalina. Esto ocurre antes de que nos demos cuenta que tenemos miedo, la primera sensación de miedo es más rápida que nuestros pensamientos porque cuando estamos frente a un peligro esas reacciones nos salvan la vida.
A veces podemos experimentar la reacción de miedo sin que esté presente un peligro y sin control, y nuestra mente confunde este mecanismo sano con algo peligroso y aparece la primera experiencia de pánico.
Cuando la intensidad con que se vive el miedo es desproporcionada para esa situación, y la persona es incapaz de sobreponerse a esa reacción, hablamos de miedo patológico o fobia.
Existen tantos miedos como se puedan inventar. No es necesario que un fenómeno o una situación sea peligrosa para desarrollar una fobia. Cada circunstancia, así como cada cosa animada o inanimada, puede convertirse en objeto de una fobia y conducir al pánico.
Teniendo en cuenta las fobias por orden de frecuencia encontramos las siguientes: miedo a perder el control de uno mismo y de las funciones naturales de nuestro organismo, miedo a volar, miedo a la altura, miedo a perder personas queridas, miedo a los animales, miedo a estar solo o alejarse solo de los lugares que creemos seguros (agorafobia), la claustrofobia, miedo al rechazo social, miedo a las enfermedades, la fobia al propio aspecto.
Las personas que sufren alguna fobia van a evitar lo que les causa temor, y con el tiempo, evitarán todas aquellas posibles situaciones en que pudiera aparecer su miedo, además van a procurar mantenerse acompañados en dichas situaciones, porque según sus palabras “no soy capaz de hacerlo solo”.
Si la evitación y la demanda de ayuda se mantiene en el tiempo, la persona va perdiendo su estima, se siente cada vez menos capaz en su vida, más vulnerable, apática, triste, tendrá menos ganas de relacionarse, le costará concentrarse en su trabajo, estará irritado, trastocando cada área de su vida.
Un tratamiento psicológico le va a ayudar a descubrir sus propios recursos, para poder afrontar el miedo y controlar su ansiedad física, sus pensamientos y emociones negativas.
7 Sábado, 15 de Marzo de 2014 17:57 bryan. Yo tengo miedo al pensar que en cierto momento morir es el ciclo de todo ser humano y el pensar en que tarde pero llegara el momento de afrontarme a la muerte el verme haya dentro de el ataúd el pensar en nunca salir de hay me aterra y no lo gro quitar ese sentimiento de desesperación y mas por pensar en que algún día pasara .
6 Lunes, 11 de Junio de 2012 21:04 edyzam.
Me da pena decrlo me da pena comentarlo pero es asi tengo miedo de quedarme sin comer y/o pasar miserias, siento que he pasado muchos peligros ymuchos de ellos no me han sacado de mis casillas, pero este miedo que les comento es desastroso, me saca de control, lo mas curioso de esto, es que yo nunca fui un acaudalado, siempre fui un chico de escasos recursos deberia estar acostumbrado, y me enoja sintirme asi