Ghosting
“Huir de los problemas es una carrera que jamás ganarás”.
A lo largo de los tiempos han existido diferentes formas de terminar con una relación, entre ellas el temido “tenemos que hablar”. Otra forma de cortar que ha sido muy usada, es mandar un mensaje dando por terminada la relación y aquí paz y después gloria. El siguiente paso ascendente, es el “ahí te quedas” o aquello que se decía de alguien que desaparecía: “se fue a comprar tabaco», que ha existido siempre, aunque en el momento actual se ha convertido en algo bastante habitual y con nombre propio: Ghosting.
Ghosting es como se denomina a la forma de dejar la relación desapareciendo. Simplemente un miembro de la pareja se esfuma sin dejar ni rastro, como si fuese un fantasma y, por supuesto, sin ningún tipo de explicación. El otro no entiende muy bien el motivo ya que, aparentemente, todo iba bien. Sin embargo, el hecho de que no conteste las llamadas, ni responda a los whatsapps comienza a generar dudas que quedan confirmadas con el siguiente paso: cuando bloquea mi contacto.
¿Qué hay detrás de este comportamiento?
Un motivo puede ser evitar el conflicto y el malestar que supone afrontar una situación desagradable.
Otro motivo, se puede buscar, por un lado, castigar al otro y por el otro, una excusa que se disfraza al decir “no quiero que sufra” o “no quiero terminar la relación con una discusión”,
También puede darse el caso de que simplemente pasamos porque el otro no nos interesa en absoluto.
La Dra. Susan Sprecher, de la Illinois State University y su equipo publicaron dos estudios en el Journal of Social and Personal Relationships en 2005 y 2014, y afirman que quienes son más propensos a usar el ghosting para terminar una relación, son aquellos que piensan más en sí mismos y menos en los demás; es decir, personas con poca empatía y una gran necesidad de salvarse a ellos mismos de una confrontación.
Estas conductas no son inocuas para quienes las llevan a cabo, dejar de practicar la asertividad y el afrontamiento nos hace fugitivos de nosotros mismos, cuanto más huímos, más incorporamos esta práctica en nuestra vida, porque nos vamos quedando sin alternativas de conducta, pues dejar de practicar las habilidades sociales y la empatía que es la forma de conexión entre los seres humanos, hace que nuestra inteligencia emocional vaya disminuyendo.
¿Qué ocurre con quién ha sido la víctima del Ghosting?
Dar la callada por respuesta, hace que la otra persona se lleve la peor parte, ya que, pierde la confianza, no solo en la relación sino en ella misma y le genera un gran sufrimiento al quedarse esperando sin entender nada, sin poder preguntar, ni poder explicar. Hay que tener en cuenta el hecho de que la relación siempre queda como en suspenso al no haberse podido cerrar adecuadamente, lo que aumenta la sensación en la víctima de malestar e incertidumbre.
Normalmente no pensamos en lo mal que lo ha hecho el otro, sino que, lo que nos planteamos es ¿Qué habré hecho mal? ¿En qué he fallado?, lo que supone un golpe a nuestra autoestima y a nuestro autoconcepto. Por otro lado, ver a esa persona que nos ha abandonado, como continúa su actividad a través de las redes sociales, hace que el sentimiento de malestar aumente aún más.
Es cruel la sensación de ser ignorado, lo sostiene Sherry Turkle, profesora de Psicología social en el MIT, que ha explorado los efectos de los mundos digitales en el comportamiento humano. Ella afirma: «Eso tiene serias consecuencias, porque cuando nos tratan como si pudiéramos ser ignorados empezamos a pensar que eso está bien y nos tratamos a nosotros mismos como personas que no han de tener sentimientos y al mismo tiempo tratamos a los demás como personas que no tienen sentimientos en este contexto, por lo que empieza a desaparecer la empatía”.
“Es realmente importante recordar que si alguien desaparece,
ese comportamiento dice más sobre esa persona que sobre ti”.
Jennice Vilhauer
Mª Ángeles Muñoz
Psicóloga
Excelente artículo M. Ángeles, como bien dices desaparecer sin dar la cara es muy habitual y sobretodo no nos debemos culpar. Gracias por tratar este tema.
Gracias por comentar Belén, ciertamente lo último es sentirse culpable