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En la vida, más valioso que el saber es el camino que se hace para adquirirlo”.

Rudolf Steiner

 

Entrevistamos a Iria, una joven madrileña afincada en Lanzarote que un buen día decidió dejar la estresante ciudad, cambiar de vida, lanzarse a la aventura en un lugar diferente y dedicarse a lo que siempre le había apasionado: LOS NIÑOS y el YOGA.

Iria estudia y trabaja con la Pedagogía Waldorf, esto  complementa  a sus clases de yoga con niños y  las hace especiales.

¿Cuál es tu objetivo con los niños a quienes das clase?

Me encantan los niños y creo que poseen muchos recursos, mi mayor satisfacción es sacar esos recursos que ya tienen.  También quiero transmitirles una nueva filosofía de vida.

¿Qué edades tienen los niños a los que impartes las clases de yoga?

La edad va desde los 2 años y medio hasta los 10, divididos en dos grupos. El grupo de los más pequeños de 2 años y medio a 5 y el de los más mayores de 6  a 10 años. Se trabaja de forma distinta en cada grupo porque los niños están en momentos evolutivos diferentes y tienen que desarrollar cosas diferentes.

¿Cómo es una clase de yoga impartida por ti?

Las clases tienen una duración de una hora. En la primera parte trabajamos la concentración utilizando pintura y barro con los pequeños y para los más mayores utilizo la costura. Después se hacen respiraciones conscientes con la postura adecuada, sentados con la columna erguida: “cruzamos las piernas, cerramos los ojitos y llenamos nuestro cuerpo de aire, hinchamos y deshinchamos nuestro cuerpo como un globo” y ya de ahí pasamos a la parte más física donde incorporamos las posturas de yoga.

La fase de los asanas (posturas de yoga) en los más pequeños se trabaja con la fantasía a través de juegos y cuentos, haciendo que ellos creen el cuento. Ya que hay posturas que reciben nombre de animales o plantas. Por ejemplo la postura del perro, del león, del árbol. Vamos contando un cuento y siguiéndolo a través de las posturas: “Iba el guerrero  en su caballo subiendo una montaña y de repente se encontró con el león a quien le preguntó ¿dónde puedo encontrar agua?…

Con los niños más grandes se trabaja con la fantasía pero de forma más realista, se sustituyen los cuentos por leyendas, por hechos históricos buscando más la realidad.

¿Cómo se refleja a nivel psicológico y emocional este trabajo?

Lo primero que hago con los niños es ganarme su respeto y para eso hemos tenido que estar muchas horas sin poder dar clase poniendo límites. Ha sido un proceso muy bonito y ahora soy respetada y querida. Somos una manada.

Cada uno de los niños va recibiendo un nombre simbólico relacionado con las posturas que van dominando.

En ambos grupos procuro inculcar el trabajo en equipo, el respeto por los demás. Parto, sobre todo, de la base de la aceptación porque en el fondo todos queremos sentirnos aceptados. A los niños les gusta que se les respete y que se les guíe en caso de que cometan un  error pero no que se les diga NO a priori.

Con los más mayores se trabaja más la seguridad a través de asanas  más difíciles que conlleven más equilibrio y también con posturas invertidas.

Trabajamos las emociones a través de juegos,  con unas tarjetitas con caritas que las representan: “¿Cuándo fue la última vez que te sentiste triste o enfadado?” esto lo hago sólo con los más mayores, con los pequeños se trabaja a través de historias.

Trabajamos los sentidos para que tomen tierra, para que conecten con ella, con la naturaleza. Es la percepción del mundo.

El oído a través de los instrumentos como campanas o el cuenco tibetano, palos de lluvia, conchitas de la playa…

El sentido de la vista a través de la observación de la naturaleza, los colores, las diferentes formas de las plantas…

El sentido del tacto haciendo una rueda de masajes con esto se intenta trabajar tanto el sentir del mí mismo como el sentir del otro. Por ejemplo, en algunos momentos se hacen cosquillas o son más bruscos y reflexionamos sobre si esto le está gustando o no.

El sentido del olfato y del gusto con comida. Nos ponemos una cinta cubriéndonos los ojos y nos vamos dando frutas que olemos y saboreamos.

Los niños hacen un trabajo de autoconocimiento, autocontrol y aprenden a autogestionarse. ¡Es un auténtico trabajo interior!

¿Cómo se involucran los padres?

En primer lugar contestan una entrevista bastante completa sobre los niños, esto me ayuda a conocerlos. Me dicen entre otras cuestiones cuáles son sus juguetes preferidos, la alimentación que llevan, qué número de hermano son, cuántos hermanos tienen. Si prefieren estar con adultos o con  niños, si hay alguna persona de referencia aparte de sus padres que cuide de ellos y cómo se relacionan.

Nuestro siguiente proyecto será dar clases de yoga para familias, algo que espero con mucha ilusión.

Desde El Bosque Psicólogos queremos agradecer a Iria  su colaboración para esta entrevista.  El trabajo con los niños y con los padres es lo que hará que los niños de hoy sean unos adultos emocionalmente sanos y compasivos para que nuestra sociedad realmente mejore. Gracias Iria por tu sensibilidad y saber hacer.

“Nuestro mayor empeño como educadores ha de ser

 el de desarrollar seres humanos libres y capaces”.

Rudolf Steiner

Mª Ángeles Muñoz Roldán

Psicóloga

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