EL BUEN APEGO
“Si una sociedad valora a los niños,
deberá amar a sus madres”
John Bowlby
El apego es, probablemente, uno de los términos más denostados en nuestros días, muchos de los pensadores, pasados y presentes, elogian el desapego como la fuente de toda espiritualidad, la piedra filosofal y la llave de la puerta de la felicidad, sin embargo, como veremos más adelante, el apego es, en esencia, un instinto natural que contribuye a nuestra supervivencia y a la de otras muchas especies. Para conocer su importancia analizaremos los estudios de algunos científicos especializados:
John Bowlby (1907/1990) fue un psicoanalista inglés que formuló por primera vez la teoría del apego, la definió como: “una conexión psicológica duradera entre los seres humanos». En ella investiga la angustia de los niños al ser separados de sus padres. Anteriormente se pensaba que el vínculo se basaba principalmente en la alimentación.
Harry Harlow, en los años cincuenta y sesenta realizó varios experimentos que reafirmaban la teoría de Bowlby entre ellos, uno que consistió en separar a unos monos recién nacidos de su madre biológica y sustituirla por dos muñecos, uno de ellos era de alambre y sostenía un biberón que les permitía alimentarse, mientras que el otro cubierto con una toalla suave y mullida.
Harlow pudo comprobar que, aunque los bebes acudían a comer a la madre de alambre, pasaban la mayor parte del tiempo con la suave y cómoda, especialmente cuando se sentían amenazados, lo que desechaba las creencias basadas en la alimentación.
El apego no es por tanto una exclusiva de los seres humanos sino que se da también en muchas especies de forma instintiva.
Siguiendo en la línea de Bowlby, en los años setenta, Mary Ainsworth en 1978 diseñó una situación experimental “la situación del extraño” para examinar el equilibrio entre las conductas de apego y de exploración, bajo condiciones de alto estrés. Amplió los estudios de Bowlby y describió tres tipos de apego: el seguro, el ambivalente-inseguro y el evitativo-inseguro. Más tarde, los investigadores Main y Solomon (1986) agregaron un cuarto tipo llamado desorganizado-inseguro.
Vale la pena hacer una breve descripción de los diferentes apegos sobre todo por su futura influencia en el carácter del niño.
Apego seguro: es el más sano y natural de todos, genera un vínculo con sus padres o cuidadores que le ofrece confianza y seguridad.
Apego ambivalente-inseguro: está generado por la falta de disponibilidad de los padres o cuidadores lo cual crea angustia en el niño.
Apego evitativo-inseguro: está generado por padres abusadores o negligentes, en él los niños defraudados en su confianza aprenden a evitarlos como método de defensa.
Apego desorganizado-inseguro: La falta de un patrón de apego claro genera incertidumbre, desorientación y confusión.
Lo más importante de estos estudios fue la constatación de la influencia de los distintos tipos de apego en el comportamiento futuro y que aquellos que tuvieron un fuerte vínculo seguro en la infancia, cuando son adultos suelen tener mayor autoestima y seguridad; confianza en sí mismos; son más independientes; menos propensos a la depresión y ansiedad y en cuanto a sus relaciones son más felices, duraderas y sanas, mientras los apegos evitativos, inseguros o desorganizados pueden derivar en personas con relaciones inseguras, ansiosas, dependientes…
Partiendo de lo anteriormente expuesto podemos deducir que, si realizamos un análisis retrospectivo de nuestros primeros apegos, tal vez descubramos las causas primeras de las consecuencias, tanto positivas como negativas, de nuestras relaciones actuales.
El apego es un bien natural,
sin él seríamos huérfanos toda nuestra vida
M Ángeles Muñoz
Psicóloga