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Pocas cosas son más tristes que encontrarse con una persona que sabe exactamente lo que debe hacer, sin embargo, no puede reunir la energía suficiente para hacerlo”.

Mihaly Csikszentmihaly

 ¿Tienes asuntos pendientes?

 A veces, cuando nos paramos y hacemos un repaso de cómo va nuestra vida, nos damos cuenta de que parece que estamos en un mundo sin terminar, todo empezado y nada concluido:

Pequeños proyectos como poner en orden las fotos, mandar a imprimir algunas que quiero tener cerca… o atreverme a vaciar algunos cajones “secretos” de mi armario.

El curso de inglés en el que me matriculé y que está a punto de finalizar el tiempo propuesto para realizarlo.

Apuntarme a ese curso de pintura que quiero hacer desde hace años.

Animarme a realizar ese máster que me puede ayudar en mi carrera.

En una vida llena de prisas como la que llevamos actualmente, lo urgente quita tiempo a lo importante y nos sirve de autoengaño para postergar pensando o comentando, “cuando tenga tiempo voy a hacer…” pero hasta ahí llegamos.

¿Importante o urgente?

Las cosas pendientes no tienen por qué ser trascendentales o importantes, tampoco urgentes, sin embargo, todas van desfilando en nuestra mente como si lo fueran. Esos asuntos pendientes, grandes y pequeños, a veces no nos dejan disfrutar del resto de las cosas y es que…

Nos gustaría hacer muchas cosas que nos gustan al mismo tiempo lo que nos hace dispersarnos, emplear demasiada energía y finalmente todo queda postergado, sin concluir y a medias.

Algunas de estas cosas pueden quedar pendientes por falta de tiempo, otras por pereza y otras porque no queremos afrontar los cambios o las decisiones por tomar.

 ¿Cómo nos hace sentir esto?

Cada vez que recordamos algo que tenemos postergado podemos sentirnos culpables, incómodos, con un cierto malestar que nos impida disfrutar de esa parte lúdica de la vida y también nos va alejando cada vez mas de nuestros objetivos.

Aparece una sensación de incapacidad: “nunca lo voy a conseguir”, una gran sensación de fracaso, frustración que hace que nuestra autoestima se venga abajo.

La motivación se evapora y los proyectos y objetivos se diluyen y van a parar a una larga lista de ASUNTOS PENDIENTES, con ello se genera distracción y retraso en otras tareas.

Los asuntos pendientes son un gran lastre y pueden tener que ver con cualquier área de nuestra vida: personal, doméstica, profesional, lúdico/creativa.

  ¿Qué podemos hacer?

Si realmente queremos conseguir salir de este círculo, hay que buscar tiempo para llevarlo a cabo y darle la prioridad necesaria, para ello, debemos comenzar por cambiar nuestra perspectiva,  recordar que nuestros objetivos son algo que deseamos hacer, por eso, cambiar la forma de pensar y de utilizar el lenguaje es importante, por tanto, ese “tengo que…”  podemos sustituirlo por:» QUIERO HACER…»

Hemos de comenzar por elaborar un plan que sea realista y flexible.

Una buena organización es fundamental y para conseguirla os dejamos estos pequeños consejos:

CONCRETA: Esto es importante, por ejemplo, no basta decir “voy a bajar de peso” sino “voy a bajar 5 kilos” o “voy a hacer ejercicio” sino “voy a montar en bicicleta todos los sábados por la mañana”.

SÉ REALISTA: No debes ser muy ambicioso y pretender llevar a cabo de golpe lo que no has hecho en muchos años realizando muchos propósitos a la vez. Comenzar, tal vez, por uno, es más alcanzable, para ello revisa tus prioridades.

VISUALIZA: Es importante que nos preguntemos cómo nos sentiríamos si los consiguiéramos, visualizando el resultado y adelantando la sensación y la satisfacción que vamos a sentir cuando los alcancemos.

QUE SEAN MEDIBLES: Establece un tiempo definido para conseguirlos, evitando así que se diluyan. Puedes dividirlos en pequeñas etapas de tal manera que se te haga más fácil ir alcanzándolos. Por ejemplo, para el caso del idioma: mes de enero buscar una academia; mes de abril ver películas en el idioma elegido; mes de vacaciones: visitar un país donde se hable ese idioma, etc..

INTÉGRALOS EN TU VIDA: Han de tener unos horarios fijos sin que se solapen con otras actividades cotidianas. Es importante respetar esos horarios para fomentar su hábito, sin ceder a las tentaciones que nos vayan surgiendo, Por ejemplo, tener el pensamiento de “Si no lo hago hoy, haré más otro día” no funciona.

MANTENLOS SIEMPRE A LA VISTA: Existen infinidad de medios para evitar que los propósitos caigan en el olvido, uno de ellos es la agenda clásica o mejor aún utilizar las ventajas que nos ofrecen las agendas electrónicas de nuestros teléfonos. Otro de los trucos es poner tus metas por escrito mediante post-its de tal forma que las veas por todas partes, con ello conseguirás tener tus propósitos siempre a la vista. Cualquiera que sea tu método será válido si consigue que tengas presente tus objetivos. No dejes de intentarlo.

 Por último es bueno estar dispuestos a reevaluar nuestras creencias respecto de lo que nos gusta, lo que queremos, aquello que nos hace fluir.

Tanto para arreglar cosas pequeñas que son molestas como para afrontar decisiones importantes que venimos postergando, acudir al psicólogo puede ser de gran utilidad ya que nos ayudará a conseguir una buena toma de decisiones y una mejor calidad de vida.

 “Los que emplean mal su tiempo son los primeros en quejarse de su brevedad”

Jean De La Bruyere

 

 M Ángeles Muñoz

Psicóloga

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