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Vivir en piloto  automático

“El hombre no está hecho para ser un autómata y si se convierte en tal
la base de la salud mental queda destruida”.
-Aldous Huxley-

¡Nuestro cerebro es maravilloso!, tiene tantas capacidades y nos permite hacer tantas cosas, incluso sin que participemos de ellas conscientemente.

Desde que nacemos vamos aprendiendo la forma de movernos por el mundo, adquirimos lo que podemos describir como buenos hábitos, como escribir, leer, conducir, etc… A través del aprendizaje interiorizamos rutinas con las que ya no tenemos que pensar en lo que hacemos, que nos hacen la vida más fácil y nos ahorran tiempo.

Eso está bien porque nos permite tener una vida más organizada como forma de sobrevivir al caos. Desarrollamos unas rutinas que nos benefician en cuanto a la gestión del tiempo, sin embargo, hay otros automatismos que no son tan buenos.

Vivimos con una agenda repleta de listas interminables de cosas por hacer, esto nos produce estrés, pues pensamos en lo siguiente antes de terminar aquello en lo que estamos. Cuando vamos varios pasos por delante, pensando en todo lo que nos queda por hacer en ese día, ponemos el piloto automático, aquel que se encarga de llevar a cabo las rutinas. ¿Cuántas veces hemos llegado a un sitio conduciendo sin saber por dónde hemos venido o nos hemos tenido que dar la vuelta en el trayecto a casa porque nos hemos dado cuenta de que nos tocaba hoy recoger a los niños?

Y es que la vida en estas condiciones se nos vuelve rutinaria, nos dejamos llevar por las circunstancias y el estrés, y el día a día se vuelve repetitivo. Es fácil pensar que ya haremos aquello que deseamos hacer cuando terminemos tal o cual cosa pero, lo cierto es que esa postergación se seguirá repitiendo, pues siempre aparecen nuevas tareas que requieren nuestra atención, esas que aunque no sean importantes son urgentes.

Aunque nos veamos inmersos en la vida rutinaria, llena de tareas pendientes, a veces se nos enciende una pequeña lucecita que nos indica que la cosa no va bien y comenzamos a sentirnos vacíos, sin entender muy bien el sentido de esa vida que llevamos, sin embargo, es normal también postergar eso, como desconectar de nuestro cuerpo e ignorar los mensajes que nos envía, de tal forma que, sólo tratamos lo más inmediato como el dolor, aquello que nos impide seguir con nuestra vida, sin pararnos a escuchar el verdadero mensaje.

Vivir en automático es lo contrario a vivir conscientemente.

Introducir la atención plena en nuestra vida es el antídoto a vivir en automático. Te proponemos unos pequeños ejercicios, fáciles de llevar a cabo, que te ayudarán a salir del automatismo.

  •  En cada cambio de actividad tómate dos minutos de pausa para hacer unas cuantas respiraciones profundas y observa tu cuerpo y tus emociones.
  • Cada noche haz un pequeño resumen de tu día, dándote cuenta de las cosas positivas, que seguro que las hay.
  • Antes de salir de la cama, estírate, respira y haz un pequeño guión de tu día, procurando reservar algún tiempo para ti.
  • Practica algún tipo de meditación unos minutos cada día.

Estos pequeños gestos no ocupan mucho de nuestro tiempo pero nos pueden ayudar a mantenernos en el presente y a disfrutar verdaderamente de la vida.

“Una vida vivida con elección es una vida de acción consciente.
Una vida vivida al azar es una vida de creación inconsciente”.
Neale Donald Walsch

M. Ángeles Muñoz
Psicóloga

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